Las aplicaciones móviles han creado un modelo de negocio basado en la recolección constante de datos personales, a menudo sin que los usuarios sean plenamente conscientes de ello. Aunque nos prometen comodidad y entretenimiento, las plataformas gratuitas nos convierten en el producto, extrayendo información sobre nuestras ubicaciones, intereses y comportamientos para influir en nuestras decisiones. A pesar de las filtraciones de datos y abusos, las grandes empresas siguen operando con impunidad, mientras nosotros, atrapados en la “personalización” de contenidos, cedemos nuestra privacidad. Es crucial comenzar a usar la tecnología de manera más consciente, cuestionando los permisos, explorando alternativas más seguras y decidiendo si estamos dispuestos a recuperar el control sobre nuestra información o seguir cediéndola por conveniencia.