La inteligencia artificial (IA) influye en nuestra vida cotidiana, pero el entrenamiento de los algoritmos puede generar sesgos si los datos utilizados no son neutrales.

¿Quién decide qué es “Desinformación”?

La inteligencia artificial (IA) influye en nuestra vida cotidiana, pero el entrenamiento de los algoritmos puede generar sesgos si los datos utilizados no son neutrales. Estos algoritmos, como los de recomendación en plataformas digitales, pueden amplificar ciertos tipos de contenido y moldear nuestra visión del mundo. La lucha contra la desinformación plantea otro dilema: ¿quién decide qué es “desinformación” y con qué criterios? La regulación del contenido en línea, influenciada por organismos internacionales y ONGs, también plantea riesgos de controlar el discurso y limitar la libertad de expresión. Es esencial garantizar que los algoritmos sean transparentes y las regulaciones debatidas públicamente para preservar la pluralidad de ideas.